- El la introducción a Astrolabio, Antonio Colinas nos habla de la poesía como testimonio entre las piedras, por cuanto en éstas se encuentran las respuestas del hombre a las grandes preguntas. ¿Existe alguna concomitancia entre la concepción poética de Dolors Alberola y la del autor de Sepulcro en Tarquinia?
- Alguna vez se me habló de la piedra, la que se pasa de mano en mano y la que lleva escrito el nombre real de cada ser. No sé, de Antonio me gusta el atrezzo clásico de sus poemas, esa hermosura marmórea que los rodea, al modo de Alma Tadema. Quizás he entrado en sus escenarios para mirar adentro de mis ojos.
- El jurado que concedió el Alonso de Ercilla a Del lugar de las piedras declaró a los medios informativos que el libro era una historia de amor y desamor, ¿qué hay de cierto o erróneo en esa definición?
- El jurado que concedió el Alonso de Ercilla a Del lugar de las piedras declaró a los medios informativos que el libro era una historia de amor y desamor, ¿qué hay de cierto o erróneo en esa definición?
- Acaso la voz lírica narre en él una historia de no-amor o un amor a lo que no ha sido historia o, posiblemente, un amor a la historia ya sida. El hombre es coetáneo de la piedra y no puedo pensar en uno sin la otra. La piedra está a mitad camino entre el hombre y su dios.